Implesionante danza del fuego

https://youtu.be/L18b3UQQ49I

jueves, 17 de mayo de 2012

ANALIZANDO A MOZART

Cuando nos enfrentamos con un personaje tan excepcional como es el músico de Salzbourg, no podemos dejar de sentirnos abrumados ante el reto que supone el acercamiento psicológico a una personalidad creadora tan identificada con su arte que podríamos decir que exuda música por todos sus poros. En efecto, cabría preguntarse en este caso si Mozart "componía" o simplemente era un transmisor de la "música de las es-feras". 


Una primera aproximación al grafismo permite identificar el irresistible dinamismo de la mente con el excepcional ritmo de movimiento de su escritura en alemán. No obstante, hay que resaltar que esta actividad febril está indisolublemente unida a la actitud contemplativa y soñadora de su espíritu; testigos de ello son los peculiares rizos en la zona superior y los semicírculos. La puntuación de la "i" aporta la impaciencia (en este caso, creativa), la necesidad de evasión de la realidad cotidiana y el sentido poético. 


 Uno de los rasgos del carácter de Mozart demostrado documentalmente es su candidez. Y, efectivamente, en el texto en italiano (fig. 3), observamos el achatamiento notable de la zona inferior. Además, en este texto podemos percibir la faceta más "humana" del compositor, puesto que el predominio de la zona media revela sus necesidades emocionales. Y es en este contexto donde se nos evidencia claramente la profunda melancolía que le invadía en ocasiones; observemos la notable dirección descendente de las líneas, circunstancia mucho menos pronunciada en el texto en alemán, lógica, por otra parte, si pensamos que la exaltación creadora que manifiesta este último texto neutraliza los efectos debilitadores del estado de ánimo. 

Parece asimismo demostrado documentalmente que el compositor conjuraba estos estados de abatimiento con la idea de la muerte, que veía como la liberación de las cadenas materiales. Esta idea le infundía un extraordinario consuelo. En este sentido, cabe referirse nuevamente, aun entrando en el terreno de lo simbólico, a la riqueza de la zona superior (puntos de la "i", rizos y letra "d" lírica), no exenta de fuerza dinámica, de lo que puede deducirse que esta idea consoladora de la muerte no era sentida por Mozart de forma pasiva, sino que representaba un elemento dinámico en su conciencia. Otro elemento gráfico digno de mención es la relativamente poca distancia entre palabras, especialmente teniendo en cuenta el notable ritmo del texto en alemán. Ello indica en este contexto el entusiasmo creativo del genio, sentido como una verdadera ansiedad comunicativa, que él expresaba musicalmente. 

Otra característica de este rasgo gráfico radica en el hecho de que el sujeto no sabe aprovechar el resultado de sus actos, en este caso, de sus composiciones. Son conocidas a este respecto sus reiteradas penurias económicas debido a su falta de sentido práctico. 

Por último, me referiré al aspecto quizá más evidente de la música de Mozart, que es el universalismo, unido a la sencillez de su estilo y la nobleza de su mensaje. Observemos que el importante ritmo de movimiento (que va en detrimento de la forma) está unido a un predominio de la zona superior, y todo ello en un contexto de contención, sin grandes exageraciones. Deduciremos de ello que las exigencias del Yo quedaban subordinadas a la conciencia imperiosa de trascendencia en el tiempo, a expensas de la realización en su obra cotidiana, expresada a través de su obra (factor "p" positivo de Szondi, en grado elevado).